Como siempre, para asegurarme una receta sin plástico y generando los menos residuos posibles, compro todos los ingredientes a granel. En este caso, la pimienta negra, el comino y el perejil los compro a granel rellenando los tarritos que podéis ver en la foto. El aceite de oliva también lo compro a granel, igual que el limón y el ajo.
Los garbanzos los compro ya cocidos en un tarro de cristal, como la Tahini, para luego reutilizar los tarros o reciclarlos.
En una batidora o procesador de alimentos, colocas los garbanzos junto con el diente de ajo, la tahini y las especias. Yo no uso sal, pero si lo consideras conveniente puedes echarle un poco de sal. Trituras hasta que quede un puré.
Añades los ingredientes líquidos: el jugo de limón y el aceite. Bates para que quede una especie de crema.
Si quieres una crema más aguada, puedes echarle más agua. Si, de lo contrario, te gusta el hummus más espeso, échale solo un poquito. Yo recomiendo primero no echarle agua y solo ponerla al final, para evitar que quede demasiado aguado y estropear la receta.